Una de las deudas que aún tiene nuestro país es federalizar aún más la distribución de los mercados, pero parece que la economía del conocimiento puede ser parte de la solución a este desajuste. Así, las provincias argentinas son hoy un semillero de startups, incluso muchas de ellas exportan. ¿Cómo se organizan para crecer cada una en su provincia? ¿Necesitan pasar por Buenos Aires para darle velocidad a su desarrollo? Así crecen y evolucionan hoy las empresas que empiezan a delinear el futuro del país.
"El principal desafío a la hora de emprender desde el interior, en la Argentina, es la divergencia que existe en materia de políticas públicas. Por ejemplo, actualmente, la figura de la Sociedad por Acciones Simplificada -que se aprobó por el Congreso Nacional en 2017- solo está promulgada en cinco provincias (CABA, Buenos Aires, Córdoba, Corrientes y Tierra del Fuego). Es decir, un emprendedor de la Ciudad de Buenos Aires hoy puede abrir una sociedad de una manera mucho más rápida y sencilla que uno que se encuentre en alguna de las provincias que aún no promulgaron la ley. Pero también hay ventajas, como la posibilidad de explorar nichos de mercado y oportunidades que se abren de cara a las economías regionales", señala Daniel Tricarico, director ejecutivo de la Asociación de Emprendedores de Argentina (ASEA).
"La economía del conocimiento, integrada por miles de empresas en el país, es la tercera industria exportadora de la Argentina (en 2018 totalizó US$6300 millones anuales), y esto incluye a firmas desde todos los destinos. Nuestro objetivo es que haya un cluster en cada municipio, porque eso ayudaría al desarrollo de los pueblos y favorecería a desacelerar el desarraigo", señala Aníbal Carmona, presidente de la Cámara de la Industria Argentina del Software (Cessi).
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